viernes, 13 de noviembre de 2009
Gripe española.
La Gripe española (también conocida como la Gran pandemia de gripe, la Epidemia de gripe de 1918, La Pesadilla,La Gran gripe. La Cucaracha y La madre patria) fue una pandemia de gripe de inusitada gravedad, causado por un brote de Influenza virus A del subtipo H1N1 que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1919. Se cree que ha sido una de las más letales pandemias en la historia de la humanidad. Muchas de sus víctimas fueron adultos y jóvenes saludables, a diferencia de otras epidemias de gripe que afectan a niños, ancianos o personas debilitadas.
La enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley, Kansas, Estados Unidos el 11 de marzo de 1918. Un investigador asegura que la enfermedad apareció en el Condado de Haskell, Kansas en enero de 1918. Los Aliados de la Primera Guerra Mundial la llamaron Gripe española porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto del mundo, ya que España no se vio involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad.
Los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus para su estudio.Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de escape accidental (o liberación intencionada) de la cuarentena, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el poco común perfil de edad de las víctimas.
La tasa de mortalidad de la pandemia de 1918/1919 no se conoce, pero se estima en el 2,5 - 5% de la población de la Tierra de aquel tiempo, y que el 20% padeció la enfermedad. La gripe pudo haber matado 25 millones de personas en las primeras 25 semanas; como comparación, el SIDA mató 25 millones en los primeros 25 años. Algunas estimaciones sitúan la cifra final de muertos en más de 50 millones, puede que incluso 100 millones.
Se estima que en la India murieron 17 millones, aproximadamente el 5% de la población de aquella época, alcanzando una mortalidad del 20% de la población en algunas zonas. En el Ejército de la India, al menos el 22% de las tropas que se enfermaron murieron. En los Estados Unidos, cerca del 28% de la población padeció la enfermedad y de 500.000 a 675.000 murieron. En Gran Bretaña murieron 200.000; en Francia más de 400.000; en Italia más de 400.000. En Alaska (en el pueblo inuit de Fairbanks de los 80 habitantes, 72 murieron en solo una semana) y Sudáfrica, murieron comunidades enteras. En Australia murieron unas 10.000 personas y en las Islas Fiji murió el 14% de la población en sólo dos semanas, mientras que en Samoa Occidental el 22%. En Chile murieron 24.000 personas y en cuanto a China no hay cifras oficiales aunque se calculan en cerca de 20 millones de muertes.
Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, ésta pasó a España, un país neutral en la guerra y que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, de ahí que, pese a ser un problema internacional, se le diera este nombre por parecer en las informaciones de la época que era la única afectada. España fue uno de los países más afectados con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y alrededor de 300.000 muertes (a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a «sólo» 147.114).
En México, el estado más afectado por esta epidemia fue el estado de Nuevo León, en el cual, del 1 de octubre al 15 de diciembre murieron 5.015 personas, cuando la población en el estado era de 336.000 habitantes.
Aunque la Primera Guerra Mundial no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los investigadores creen que los sistemas inmunes de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad.
Un factor en la transmisión de la enfermedad fue la cantidad de viajes de los combatientes. La modernización de los sistemas de transporte posibilitó que los navegantes propagaran más rápidamente la pandemia sobre un abanico más amplio de comunidades.
Los remedios que adoptaban los enfermos, muchas veces, eran caseros. Así, en el pueblecito burgalés de Rabanera del Pinar, se trataban con las llamadas píldoras de la O, jarabe, medicinas caseras, flor de malva, manzanilla o té.
El 27 de febrero de 2001 en PNAS se reconstruyó por primera vez un virus de gripe con la secuencia del segmento NS del virus de 1918 y con la secuencia de un virus adaptado en ratones. Los investigadores reconstruyeron ese virus quimera y evaluaron su virulencia.
Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética, en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento.
La técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de Genética Reversa. La genética reversa se basa en la posibilidad de "rescatar" un virus de novo a partir de la expresión de su material genético. La expresión coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus.
Un equipo multidisciplinar, capitaneado por el burgalés Adolfo García-Sastre, uno de los padres de la genética reversa del virus de la gripe, se propuso en el 2003 la titánica tarea de encontrar las causas que propiciaron la pandemia de virus de la gripe de 1918. Los investigadores que participan en este proyecto pretenden encontrar esas causas analizando las características moleculares distintivas de este virus pandémico. El equipo engloba junto con el grupo de Adolfo García-Sastre a los grupos de Peter Palese, Ian Wilson, Christopher Basler, Michael Katze y Jeffrey Taubenberger.
El 6 de febrero de 2004 en Science se publicó un artículo realizado por dos equipos de investigadores, uno dirigido por Sir John Skehel, director del Instituto Nacional de Investigación Médica (National Institute for Medical Research) de Londres y otro por el profesor Ian Wilson del Scripps Research Institute de San Diego habían obtenido la síntesis de la proteína hemaglutinina responsable de la epidemia de 1918 de Gripe Española juntando ADN procedente del pulmón de una mujer inuit encontrada en la tundra de Alaska y de muestras preservadas de soldados estadounidenses de la I Guerra Mundial.
El 5 de octubre de 2005 también en Science, se publica por primera vez en la historia la reconstrucción de un virus totalmente extinto, el virus de la gripe de 1918 (H1N1). El virus fue totalmente reconstruido in vitro a partir de las secuencias obtenidas del análisis de muestras históricas de tejidos realizadas por el grupo de Jeffrey Taubenberger. Según el informe, después de varias décadas los científicos lograron recrear el virus con ayuda de técnicas de genética inversa, para 'volverlo a la vida' en un laboratorio de bioseguridad de nivel 3, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta. Sus efectos fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células pulmonares humanas, empleando para ello diversas versiones fabricadas con genes de otros virus gripales, y así efectuar comparaciones y descubrir los elementos que lo hicieron tan mortífero. Al igual que el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los ratones, y se comprobó que también mataba a los embriones de pollo, del mismo modo que el virus aviario H5N1.
La enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley, Kansas, Estados Unidos el 11 de marzo de 1918. Un investigador asegura que la enfermedad apareció en el Condado de Haskell, Kansas en enero de 1918. Los Aliados de la Primera Guerra Mundial la llamaron Gripe española porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto del mundo, ya que España no se vio involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad.
Los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus para su estudio.Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de escape accidental (o liberación intencionada) de la cuarentena, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el poco común perfil de edad de las víctimas.
La tasa de mortalidad de la pandemia de 1918/1919 no se conoce, pero se estima en el 2,5 - 5% de la población de la Tierra de aquel tiempo, y que el 20% padeció la enfermedad. La gripe pudo haber matado 25 millones de personas en las primeras 25 semanas; como comparación, el SIDA mató 25 millones en los primeros 25 años. Algunas estimaciones sitúan la cifra final de muertos en más de 50 millones, puede que incluso 100 millones.
Se estima que en la India murieron 17 millones, aproximadamente el 5% de la población de aquella época, alcanzando una mortalidad del 20% de la población en algunas zonas. En el Ejército de la India, al menos el 22% de las tropas que se enfermaron murieron. En los Estados Unidos, cerca del 28% de la población padeció la enfermedad y de 500.000 a 675.000 murieron. En Gran Bretaña murieron 200.000; en Francia más de 400.000; en Italia más de 400.000. En Alaska (en el pueblo inuit de Fairbanks de los 80 habitantes, 72 murieron en solo una semana) y Sudáfrica, murieron comunidades enteras. En Australia murieron unas 10.000 personas y en las Islas Fiji murió el 14% de la población en sólo dos semanas, mientras que en Samoa Occidental el 22%. En Chile murieron 24.000 personas y en cuanto a China no hay cifras oficiales aunque se calculan en cerca de 20 millones de muertes.
Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, ésta pasó a España, un país neutral en la guerra y que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, de ahí que, pese a ser un problema internacional, se le diera este nombre por parecer en las informaciones de la época que era la única afectada. España fue uno de los países más afectados con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y alrededor de 300.000 muertes (a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a «sólo» 147.114).
En México, el estado más afectado por esta epidemia fue el estado de Nuevo León, en el cual, del 1 de octubre al 15 de diciembre murieron 5.015 personas, cuando la población en el estado era de 336.000 habitantes.
Aunque la Primera Guerra Mundial no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los investigadores creen que los sistemas inmunes de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad.
Un factor en la transmisión de la enfermedad fue la cantidad de viajes de los combatientes. La modernización de los sistemas de transporte posibilitó que los navegantes propagaran más rápidamente la pandemia sobre un abanico más amplio de comunidades.
Los remedios que adoptaban los enfermos, muchas veces, eran caseros. Así, en el pueblecito burgalés de Rabanera del Pinar, se trataban con las llamadas píldoras de la O, jarabe, medicinas caseras, flor de malva, manzanilla o té.
El 27 de febrero de 2001 en PNAS se reconstruyó por primera vez un virus de gripe con la secuencia del segmento NS del virus de 1918 y con la secuencia de un virus adaptado en ratones. Los investigadores reconstruyeron ese virus quimera y evaluaron su virulencia.
Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética, en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento.
La técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de Genética Reversa. La genética reversa se basa en la posibilidad de "rescatar" un virus de novo a partir de la expresión de su material genético. La expresión coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus.
Un equipo multidisciplinar, capitaneado por el burgalés Adolfo García-Sastre, uno de los padres de la genética reversa del virus de la gripe, se propuso en el 2003 la titánica tarea de encontrar las causas que propiciaron la pandemia de virus de la gripe de 1918. Los investigadores que participan en este proyecto pretenden encontrar esas causas analizando las características moleculares distintivas de este virus pandémico. El equipo engloba junto con el grupo de Adolfo García-Sastre a los grupos de Peter Palese, Ian Wilson, Christopher Basler, Michael Katze y Jeffrey Taubenberger.
El 6 de febrero de 2004 en Science se publicó un artículo realizado por dos equipos de investigadores, uno dirigido por Sir John Skehel, director del Instituto Nacional de Investigación Médica (National Institute for Medical Research) de Londres y otro por el profesor Ian Wilson del Scripps Research Institute de San Diego habían obtenido la síntesis de la proteína hemaglutinina responsable de la epidemia de 1918 de Gripe Española juntando ADN procedente del pulmón de una mujer inuit encontrada en la tundra de Alaska y de muestras preservadas de soldados estadounidenses de la I Guerra Mundial.
El 5 de octubre de 2005 también en Science, se publica por primera vez en la historia la reconstrucción de un virus totalmente extinto, el virus de la gripe de 1918 (H1N1). El virus fue totalmente reconstruido in vitro a partir de las secuencias obtenidas del análisis de muestras históricas de tejidos realizadas por el grupo de Jeffrey Taubenberger. Según el informe, después de varias décadas los científicos lograron recrear el virus con ayuda de técnicas de genética inversa, para 'volverlo a la vida' en un laboratorio de bioseguridad de nivel 3, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta. Sus efectos fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células pulmonares humanas, empleando para ello diversas versiones fabricadas con genes de otros virus gripales, y así efectuar comparaciones y descubrir los elementos que lo hicieron tan mortífero. Al igual que el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los ratones, y se comprobó que también mataba a los embriones de pollo, del mismo modo que el virus aviario H5N1.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Marcos y Corderos
Los nacientes de Marcos y Cordero se encuentran el la isla de La Palma,en el municipio de San Andres y Sauce,es un lugar que no suele estar señalado en la isla con carteles, para llegar debemos atravesar una larga carretera de tierra,asi que aconsejo un todoterreno.Su nombre se debe a dos colonos Catalanes que descubriern el lugar.Para llegar al naciente hay,como ya dije que atravesar una larga carretera de tierra y debemos dejar aparcado el coche porque el resto del camino hasta llegar al naciente hay que hacerlo a pie,ya que no pasan los coches.Es un largo camino en el cual nos encontraremos 13 tuneles naturales,algunos son cortos y desde el principio se ve el final,pero hay otros que uffff da miedo entrar,al comienzo del camino hay un cartel que nos indica que avisemos a alguien donde estamos,asi como nos recomienda llevar una linterna,un chubasquero comida y agua.
La linterna es porque en algunos tuneles no se ve nada y son estrechos,tanto como para darse en la cabeza por algunas partes del tunel,el chubasquero es porque en 2 de ellos el agua del naciente se filtra por la piedra y cae dentro del tunel,por eso es tambien recomendable proteger las camaras y ojetos de valor,todos los tuneles son atravesados por una acequia que lleva agua,un agua fresca y riquisima,muy pura ya que viene del naciente y no ha sido alterada por nada.
Entre tunel y tunel podemos disfrutar del paisaje virgen de la isla,montañas y vegetacio.El camino es muy divertido y ameno al final del ultimo tunel unos metros mas adelante nos encontramos el naciente de agua.Los visitantes aprovechan para sentarse a contemplar el paisaje y el naciente mientras comen y beben para reponer fuerzas,ya que para volver al coche hay que atravesar de nuevo los 13 tuneles.
Lo recomiendo para todo aquel que tenga una parte de aventurero y quiera disfrutar de algo unico.Ahh algo que se me olvidaba decir,en el decimosegundo tunel es donde mas agua cae y el sonido es fuertisimo,impresiona un poco.Son unas 5 o 6 horas de camino.
La Laguna de Barlovento
La Laguna de Barlovento es un cráter situado a 600 metros de altitud, en el municipio español de Barlovento, en la isla de La Palma (Canarias), junto a la Montaña de Barlovento (716 metros). En dicho cráter está situado en la actualidad un embalse.En su interior había una charca junto a la cual se cultivó durante muchos años. En 1970, ante la demanda de agua para las plantaciones de plátano de la costa del municipio de Barlovento, así como del sureste de la isla, se proyectó un embalse con capacidad de 5.000.000 m3, el mayor de Canarias en aquel entonces. Para ampliar el juro se extrajo tierra del interior del cráter.La Laguna de Barlovento se ha convertido, sin embargo, en zona de reclamo turístico, habiendo junto a ella una zona de acampada y un parque recreativo en un paisaje húmedo de faya-breza
Aguas de La Palma
El normal abastecimiento de agua de La Palma se
verifica gracias muy en especial al aprovechamiento
de sus recursos hidráulicos subterráneos: de los caudales
que por el momento se consumen en ella, más
del 90% provienen de manantiales, pozos y galerías.
Incluso los de origen superficial en apariencia derivados
del cauce de Las Angustias, deben gran parte
de su existencia a los nacientes y galerías del interior
de la Caldera de Taburiente, cuyas aguas, antes
de alcanzar los tomaderos, se dejan correr libremente
por los lechos de los barrancos.
Esto es así ahora como lo ha sido siempre: hasta
finales del siglo pasado, prácticamente no se aprovechaban
en la isla otras aguas que las que brotaban
espontáneamente en sus numerosos manantiales; a partir
de entonces se empezó a disponer, además, de las
alumbradas en las galerías y pozos con las que se han
ido explorando los subsuelos insulares.
Son, por tanto, las cuestiones relativas al alumbramiento,
extracción y aprovechamiento de las aguas
subterráneas las que, con gran diferencia, tienen una
mayor relevancia práctica para la isla.
La Palma cuenta con un gran número (alrededor
del centenar y medio) de manantiales naturales de agua,
bien es cierto que muy irregularmente repartidos por
su superficie y de caudales bastante variables y muy
dependientes por lo general de las precipitaciones.
Dos son los principales hontanares de la isla: el
de Marcos y Cordero, en la zona de cabecera del Barranco
del Agua (término municipal de San Andrés y Sauces)
y el que representa el arco de paredes interiores del
anfiteatro natural que constituye la Caldera de
Taburiente (El Paso). Al margen de ellos, otras surgencias
salpican las zonas de medianías y cumbre de
toda la isla, y principalmente de su cuadrante nororiental.
Los llamados nacientes de Marcos y Cordero representan
un conjunto de manaderos que brotan en
el expresado paraje, entre cotas de 1.300 y 1.350 m
sobre el nivel del mar. Su aprovechamiento es inmemorial
y, desde la llegada de los europeos a la isla los disfrutan
los agricultores de Los Sauces, actualmente agrupados
en una comunidad de regantes.
Tienen caudales apreciablemente influidos por
las precipitaciones. Se aforan con relativa regularidad
desde 1943. El gráfico inferior muestra la evolución
de su caudal conjunto a lo largo de los últimos
45 años.
verifica gracias muy en especial al aprovechamiento
de sus recursos hidráulicos subterráneos: de los caudales
que por el momento se consumen en ella, más
del 90% provienen de manantiales, pozos y galerías.
Incluso los de origen superficial en apariencia derivados
del cauce de Las Angustias, deben gran parte
de su existencia a los nacientes y galerías del interior
de la Caldera de Taburiente, cuyas aguas, antes
de alcanzar los tomaderos, se dejan correr libremente
por los lechos de los barrancos.
Esto es así ahora como lo ha sido siempre: hasta
finales del siglo pasado, prácticamente no se aprovechaban
en la isla otras aguas que las que brotaban
espontáneamente en sus numerosos manantiales; a partir
de entonces se empezó a disponer, además, de las
alumbradas en las galerías y pozos con las que se han
ido explorando los subsuelos insulares.
Son, por tanto, las cuestiones relativas al alumbramiento,
extracción y aprovechamiento de las aguas
subterráneas las que, con gran diferencia, tienen una
mayor relevancia práctica para la isla.
La Palma cuenta con un gran número (alrededor
del centenar y medio) de manantiales naturales de agua,
bien es cierto que muy irregularmente repartidos por
su superficie y de caudales bastante variables y muy
dependientes por lo general de las precipitaciones.
Dos son los principales hontanares de la isla: el
de Marcos y Cordero, en la zona de cabecera del Barranco
del Agua (término municipal de San Andrés y Sauces)
y el que representa el arco de paredes interiores del
anfiteatro natural que constituye la Caldera de
Taburiente (El Paso). Al margen de ellos, otras surgencias
salpican las zonas de medianías y cumbre de
toda la isla, y principalmente de su cuadrante nororiental.
Los llamados nacientes de Marcos y Cordero representan
un conjunto de manaderos que brotan en
el expresado paraje, entre cotas de 1.300 y 1.350 m
sobre el nivel del mar. Su aprovechamiento es inmemorial
y, desde la llegada de los europeos a la isla los disfrutan
los agricultores de Los Sauces, actualmente agrupados
en una comunidad de regantes.
Tienen caudales apreciablemente influidos por
las precipitaciones. Se aforan con relativa regularidad
desde 1943. El gráfico inferior muestra la evolución
de su caudal conjunto a lo largo de los últimos
45 años.
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