En Zamora existió una prisión que durante el régimen franquista fue elegida para que los sacerdotes y religiosos que fuesen condenados por algún tipo delito pasasen en ella su periodo carcelario. La cárcel era un pabellón de la antigua prisión provincial, habilitado expresamente para tal función y separado del resto de pabellones, donde vivían otros presos, tanto comunes como políticos. En total, pasaron por Zamora alrededor de un centenar de curas o religioso, la mayoría de ellos condenados por motivos políticos y sindicales. Hubo muchos religiosos y curas vascos, aunque también los había procedentes de Madrid, como Mariano Gamo, cura de Nuestra Señora de Moratalaz, y el jesuita obrero Francisco García Salve, fundador del sindicato Comisiones Obreras; de Barcelona (Francisco Botey y Lluís Maria Xirinacs); y de otras regiones, como Galicia (Vicente Couco, de la parroquia de Santa Marina del Ferrol) y Asturias (el cura minero Carlos García Huelga)
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